Las comunidades cultivan variedades tales como Caturra, Borbón y Castillo. Y no ven la producción del café como un monocultivo, sino que su prioridad es que sus prácticas sean compatibles con las leyes de la naturaleza.

La tierra por lo tanto es concebida como madre y gestora de su propia cultura, es parte de su forma de concebir el mundo. Existe un vínculo entre la tierra y el hombre, entre la tierra y la comunidad. El mundo indígena se concibe entonces como una totalidad, por lo que la tierra es su fuente de vida.

La tierra es la única que es fértil y gracias a ella tenemos alimento; con el café Amazonas el árbol que consideramos “SAGRADO”

El nuevo icono de la cultura cafetera es el cultivador indígena promovido por la marca Amazonas Café como el protagonista de esta industria agrícola, en la extensa Amazonia, que une a muchos países de la cuenca del gran rio milenario.

Para los pueblos indígenas el cultivo del café esta en estrecha armonía con la naturaleza, la tierra y el aire, concebida como madre y gestora de su propia cultura.

Se dice que los pueblos indígenas representan la mayor parte de la diversidad cultural del mundo. Se estima que hay aproximadamente 370 millones de indígenas en 70 países. En América Latina existen más de 800 pueblos indígenas, con una población cercana a los 45 millones, y en Colombia según el último censo representan 3.04 % del total de los habitantes, es decir, aproximadamente 1.392. 623 personas, un gran porcentaje de ellos residentes en el Amazonas.

A través del café buscamos la forma de mejorar las condiciones de vida. En Colombia los indígenas de algunas regiones del sur del país (Tolima, Huila, Nariño, Cauca), así como del norte (la Guajira, Cesar, Magdalena,) cultivan café, en Cauca, por ejemplo, de las 92.000 familias cafeteras existentes, aproximadamente 26.000 son indígenas, en su mayoría de la comunidad Nasa.